Quienes quieran asumir la calidad educativa como un reto, a falta de experiencias locales importantes por el impacto producido, pueden articular, válidamente, un comportamiento mimético en torno a lo logrado por otras naciones.Colocados en el traspatio estadounidense, los dominicanos que eso deseen tienen, en el fluir, avance y comportamiento del sistema educativo de esa nación, un modelo que bien puede aportar al logro de lo que, al decir del gobierno, se ha asumido oficialmente como prioritario de la gestión de estos tres años restantes.La referencia es válida porque, en el mundo de la información, todo entra al ciberespacio con una ansiedad de lectura casi andrajosa, casi desnutrida, demandando la atención a grados planetarios.La educación puede ser lo que se quiera porque es un universo tan validado socialmente que en ninguna sociedad se lo toma al menos. Puede, así, ser realidad o ser pretexto; inversión real o aparente; praxis o parálisis; representación o encarnación; mister…
