Como la costumbre hace demasiadas veces la ley, definido el rol hegemónico de las potencias del norte, fruto concreto de la Revolución Industrial y la Acumulación Originaria, dos nomenclaturas que por sí solas ya han llenado folios, libros y hasta anaqueles; el hecho de un Norte habitualmente rico y decisorio ha impuesto la visión (y convicción) de que Sur es miseria, incapacidad, barbarie y sumisión.Sin duda, un rápido repaso al escenario histórico de pueblos, esquemas culturales y civilizaciones, el mismo hace tambalear la perspectiva de lo que se nos pretende vender como un aserto irrefutable. Baste señalar al Mediterráneo, a Mesopotamia y a la India (con China en su respectivo lugar) para darnos cuenta de que la certeza de la “superioridad” del bienestar septentrional, y contando, desde luego, con el pírrico elemento de apenas dos milenios que bien pueden desmontarse como un mero episodio de loterías económicas, políticas y sociales; cuando hablamos de un proceso ininterrumpido …