Hoy puedo escribirte estas líneas por la relación casi familiar de nuestros padres y por la solidaridad con que nos educaron. Para mí, que nunca formé parte de los que te adularon y cortejaron, es más sincero desearte toda la paz que mereces ahora de vuelta a tu hogar. Tus detractores no tienen calidad para juzgarte porque son parte de un sector antagónico a tus intereses, y sobre todo, socialmente resentidos. Los que entienden que dieron el ejemplo con tu proceso deben ser precisamente juzgados, una vez que la impunidad que otorga la política deje de gravitar en el estamento judicial. Los favores que se agenciaron en tu reinado no tienen cómo pagarlos, que no sea con la descalificación que sus acciones así lo han demostrado con el abuso de sustentar sus fortunas a costillas del erario del pueblo dominicano. Hoy reconoces tus errores con pesar. Te exhorto a mirar en tu entorno las apetencias de los que te rodearon y a los cuales les serviste, y que hoy lo que exhiben es producto de …
