Aunque me incluyo en el grupo de dominicanos que hubiera preferido la nacionalización pura y simple de la Barrick Gold, sería mezquino no reconocer el esfuerzo del Presidente Danilo Medina con respecto al vil contrato suscrito con esa empresa minera, que ha significado para la nación la peor pesadilla de los últimos años.Admito que en determinados momentos, como muchos, llegué a pensar que no se arribaría a ningún acuerdo. Sin embargo, cada vez que evocaba la imagen y la expresión del Presidente ante la Asamblea Nacional refiriéndose a este tema, sentía que, de alguna manera, él terminaría quitándole algunos botones a la camisa de fuerza que heredó.Y como nada es absolutamente malo o bueno en esta vida, algo positivo tuvo esto de la BarricK: Unió el alma nacional casi de la misma forma en que sucedió con Los Haitises y con los reclamos del 4% para la educación, pero ahora con más fuerza, con mayor convencimiento y con una determinación inigualable de llegar hasta donde fuera necesa…