Jamás se debe negociar la impunidad. Un país no puede institucionalizar la corrupción, y mucho menos, sustituir los principios por la simulación. La justicia debe ser la gran aliada para transparentar el camino hacia un sistema de derecho. En el pasado, la sociedad dominicana fue inducida y sometida a un proceso de degeneración moral que afectó su principal activo, una población joven, que debe asumir la honestidad como la verdadera vía de progreso de las generaciones emergentes; una justicia sin discriminación que castigue al desposeído igual que al poderoso que infrinja la ley. La democracia no debe ser un camino expedito para alcanzar el poder con los recursos que le son sustraídos al pueblo, que no percibe la solución a sus necesidades básicas, pese al sacrificio tributario que tiene que asumir. Tenemos que ir hacia adelante y no pensar que los actores del pasado son la solución de una crisis que ellos mismos provocaron. La clase media tiene que empoderarse, porque a ella se …