De técnicos y recaudadores, generalmente sin el menor criterio político, como diría el cardenal López con respecto a Estados Unidos, “se puede esperar cualquier cosa”. Y pensar que cuando el disgusto se riega como la verdolaga, el ambiente se descompone y a los gobiernos la imagen se le desguañanga, no son los tecnócratas ni los “teóricos” de la burocracia oficial los que dan la cara y cargan con los costos y las consecuencias. A propósito del desproporcionado, abusivo e impolítico aumento de la placa de los vehículos, la DGII (y aunque sea algo ya aprobado, y que hay que revisar) no debería insistir con una medida a todas luces odiosa y dañina, y que apunta a que al final resultaría “más cara la sal que el chivo”, pues lo primero a afectar sensiblemente es la imagen del gobierno del presidente Danilo Medina, que ha venido de buena a muy buena. ¿Por qué dañar o echar a perder una paz social y una aprobación que no se consiguen con grandes recursos, pero Medina logró sólo con su esti…
