Su semejanza en la coyuntura actual es simplemente impresionante, muy a pesar de que sus identidades ideológicas deban distanciarlos como el Atlántico al Nuevo Mundo del Viejo Mundo. Ambos están mostrando una preocupante pero curiosa vocación autodestructiva, que les encierra en un círculo vicioso en donde el desgaste que provoca sus contradicciones y sus estridencias alimenta un rechazo en la población cada vez más consolidado.Los detalles de la más reciente crisis del PRD harto los sabemos, y no hace falta aquí repasarlos.En el caso de los republicanos, es una crisis de fisionomía distinta puesto que no se debe a una encarnizada y sangrienta división interna —aunque hay algo de eso— sino a constantes temeridades, extravagancias y dislates que los lleva por el sendero de la peor crisis que se puede sufrir en política: el rechazo popular.El partido Republicano se obstina en divorciarse del sentido común. Por un lado, permanece bajo secuestro de un ala ultraconservadora radical, …