Meditando sobre los acontecimientos imprevistos que cambian o modifican la vida de las personas, como serían, una enfermedad, la pérdida de un ser querido, una advertencia oportuna, los actos de violencia, entre otros, motivó que bajo la presencia del Espíritu Santo, estructurara una oración, que no pretende ser un antídoto mágico contra los inconvenientes que se presentan, pero si un medio oportuno que combata a las influencias negativas, ayudando a resistir los duros momentos que marcan o dejan huellas difíciles de borrar en aquellos que experimentan estos acontecimientos: “Señor Jesús, con tu excelso poder, libéranos de la mano perversa que intenta hacernos daño o apartarnos de ti. Tu poder, que lo recibiste del Padre, atraviesa, cual espada afilada, cualquier poder destructor que no provenga de ti. Invoco tu nombre Señor Jesús, para que tu amor incondicional me proteja contra las fuerzas del mal, que buscan interponerse, impidiendo que mi súplica constante de que eres el único q…