Repitamos una vez más esta expresión que hemos oído aquí y allá, alguna vez en nuestra vida, y ojalá la aprendamos de memoria: “Cuando por los años no puedas correr, trota; cuando no puedas trotar, camina; cuando no puedas caminar, usa el bastón, pero nunca te detengas”. El ser humano nació para caminar toda la vida. Cuando somos niños, tal vez caminamos como los animales, en cuatro pies; cuando somos adultos caminamos en dos pies; y cuando somos mayores debemos seguir caminando con un bastón en la mano, incluso -sentados en la mecedora- hemos de caminar con la mente. El ser humano nació para la eternidad, por eso caminará siempre, incluso -después de la muerte- seguirá caminando con las obras que ha dejado. Nunca te detengas, nunca digas “he llegado”, camina con los medios que estén a tu alcance. Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.