A Danilo Medina no puede haberle dejado buen sabor el ver en estos días a unos cuantos que, como de costumbre, quieren correr más que la pelota pretendiendo acelerar el ritmo de la historia, revelando deseos de reelegirle cuando apenas acaba de cumplirse el primer año de su gobierno. Los “sabrosos” que creen ganar puntos con ello ignoran que el solo hablar del tema hace daño, no a Danilo el político, sino al Presidente, por una sencilla razón: hay en su partido una fuerza con demasiado poder y plan definido de conquistar la dirección del país en las elecciones del 2016, que podría, con esos aprestos extemporáneos, zancadillearle su plan en los tres años que restan. Para nadie es secreto cuál es la procedencia de aquellos pasquines apócrifos tratando de desollar a funcionarios de este Gobierno, por el simple hecho de no doblegarse a las peticiones de los que se entienden con derecho a ser protegidos y favorecidos, aunque para ello hayan tenido que maquillarse nombrando testaferros y …