A finales del año 2010, a la promoción graduanda del colegio St. Michael’s School, llamada Ionic, le fue presentado un proyecto de servicio comunitario que se convertiría en uno de los acontecimientos más significativos de sus vidas. Todo empezó una típica mañana en el colegio cuando la profesora Cheryl Re, encargada de la materia de Sociología, nos trataba de motivar para elaborar un plan para construir una escuela en donde unos cuantos (no más de 100) estudiantes de escasos recursos pudieran recibir una educación sana. La idea completa fue abrumadora y todos lo vimos como algo fuera de nuestro alcance. Como muchachos de 16 años al fin, nos dirigimos directamente hacia nuestros padres en busca de ayuda. Cuando estos se dieron cuenta de la magnitud de la obra y del esquema de organización y dedicación que tenía el proyecto, empezaron las preguntas y cuestionamientos que trajeron como consecuencia que la profesora canadiense pusiera en pausa el plan hasta finales del 2011. Cuando le …