En las cámaras legislativas cursa un proyecto orientado al aumento de las penas a los menores delincuentes, mientras se confirma que un 34% de la juventud dominicana no estudia ni trabaja.Ese porcentaje de la juventud descarrilada tiene escasos dolientes en los estamentos institucionales del Estado dominicano.Salvo valiosas voces en defensa de sus derechos, la juventud descobijada socialmente tiene el presagio de crecer en cantidad crímenes y delitos en este sistema excluyente, diseñado, articulado y decorado por quienes registran una alta cuota de responsabilidad en esa involución de valores que registra nuestra sociedad.Lucen intachables los legisladores de “reciedumbre moral” que incrementarán las penas a los menores delincuentes.Es como si dichos congresistas fueron nominados en sus respectivas comunidades por su vocación de servicio incondicional a la población.Todos juraron que sistemáticamente darían fe y testimonio de que sólo cumplirían con la misión de legislar, y nada más…
