Las críticas a las acciones y actitudes de ciertos modos desordenados y desarrollados en estos últimos tiempos por parte de los políticos y de unos que otros sectores de la economía dominicana, se hacen no porque no guste el partido o la agrupación a los que ellos pertenecen, sino por la crisis de valores y la deformación ciudadana. Su accionar constituye un reflejo palpable del porqué hoy tenemos en el país grupos mafiosos, delincuentes comunes y especializados y una juventud carente de todo y que en cierto modo participa.Esta problemática es la que a juicio de una buena parte de la sociedad, y en términos democráticos, representa una mala práctica y de paso un estimulo mayor de perversión que cada vez se hace un tanto difícil de poder lidiar, y quizá -lo peor de todo- el de poder controlar algunas de esas deformaciones y vicios que actualmente padece nuestro sistema político que lo abarca todo. Las mafias y la delincuencia no son solo un segmento de la juventud en nuestra sociedad…