El 2 de noviembre, dedicado a los fieles difuntos, puede traer a nuestra mente y a nuestro corazón muchos pensamientos, reflexiones y sentimientos. Una reflexión puede ser esa: los muertos no mueren.Los muertos no mueren porque sus acciones siguen vivas con ellos; los muertos no mueren porque los que han tenido hijos o hijas, sus genes siguen vivos en su descendencia; los muertos no mueren porque sus obras los siguen dondequiera que vayan.Y no tocamos ahora el punto, ni insistimos en la eternidad, en sus almas que siguen viviendo en el más allá, cosa que también afirmamos. Queremos recordar ahora cómo los muertos siguen vivos en esta tierra, como siguen vivos en el más allá, cómo su pasado no es pasado, sigue siendo presente, no sólo repetimos en la memoria de sus hijos, de sus descendientes, porque sus recuerdos están ahí. La historia siempre hará parte de ellos, de una manera o de otra. Qué importante es poder pensar que nuestras vidas no la vivimos solos, ni la vivimos en…