SIN CLAQUES.- Fue inexplicable, y casi un asomo de claque, el cartel que portara una señora colocada estratégicamente por donde debía cruzar el presidente Danilo Medina, cuando asistiera a los actos de celebración del Día de la Altagracia, en la Basílica de Salvaleón de Higüey. La leyenda hablaba de la posible reelección del mandatario. Como la acción fue tan impensable, no se produjo ninguna alharaca y la opinión pública pasó por alto un hecho que tampoco volvió a repetirse. Nunca se supo de quién fue la iniciativa, nadie más se atrevió. El presidente Medina, o conociendo su corte o la gente del país, decidió que sus recorridos de fin de semana fueran secretos de Estado. No solo excluyó la prensa, sino también a los altos cargos. Solo el Administrativo de la Presidencia, que debía organizarlo, y su escolta de seguridad, que debía protegerlo. No existía, pues, la posibilidad de que se prepararan recibimientos multitudinarios a los lugares a que acudía y donde llegaba con las manos…