La única instancia que podía intervenir en el conflicto de autoridad de la Junta Central Electoral, ya lo hizo. Pero dejó las cosas en el mismo sitio… o peor.La advertencia que ha hecho la comisión de nueve diputados creada con ese propósito, no irá más allá de la simple amonestación seudónima que hiere por igual a los cinco miembros de la Junta, culpables e inocentes.Con el agravante de que sacó a flote heridas profundas que no pudo cauterizar.Este era el tiempo de resolver un problema que no tiene posibilidad de atenuarse con paños tibios. La amenaza de que si vuelven a incurrir en el mismo error se tomarían acciones condignas, es por demás humillante e innecesaria.Parecida a la reacción del maestro de escuela que advierte al estudiante malcriado con suspenderle el recreo de no corregir su mal comportamiento…La diferencia es que el problema no es tan simple como eso. Se trata de un organismo fundamental en la buena marcha de la democracia y consecuentemente del país.Ni siquier…