SUELTO.- Luce que al candidato Hipólito Mejía los asesores lo han soltado, le han permitido recuperar su antigua personalidad. Que la horma pudo más que el zapato y que al caballo, no por viejo, tuvieron que darle sabana. Durante un tiempo lo tuvieron embridado porque convenía a fines muy determinados: llegar a segmentos medios y altos de la población, en demasía comparones, y que no congeniaban con el personaje atípico. De ahí los artículos en periódicos, las declaraciones escritas, la comparecencia a foros respetables, los viajes al exterior y el intercambio con figuras importantes de la política, entre ellos sus iguales ex presidentes. A los de abajo con “Llegó Papá” a ritmo de tambor era suficiente. Como cuando José Francisco Peña Gómez se hacía acompañar del llamado Orfeón de Fiquito, cuando éste era un dirigente de base y no el diputado que es ahora. ¿Qué ha pasado en la campaña o en el país para que se produjera ese cambio? La salida al ruedo de Ana María Acevedo podría dar a…