Antes de 1990, el crecimiento económico de los pueblos, visto como el aumento en la producción de bienes y servicios reflejados en el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita, las reservas naturales, las inversiones y el ahorro en un determinado ciclo económico, eran los únicos elementos para evaluar los niveles de desarrollo de las naciones. Este enfoque recibió fuertes críticas porque no siempre se correlacionaba el crecimiento económico generado por un país o región, con la calidad de vida y el crecimiento integral de las personas. Desde el año 1990 y en cada año subsiguiente, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) elabora el informe de desarrollo humano, IDH, que mide el estado de bienestar de los individuos. Este valor es el producto de la suma de las variables relacionadas con la salud, la educación y los ingresos, lo que permiten medir la calidad de vida de los ciudadanos. El artífice y propulsor del nuevo concepto de “desarrollo humano” lo fue el eco…