El actual fenómeno migratorio Oeste/Este fue inverso cuando Haití era la joya dulce del Caribe, cuando aquella colonia francesa estaba sembrada de los ingenios que producía el azúcar que consumía todo el mundo occidental, pues el criollo oriental, el que a partir del 27 de febrero de 1844 sería dominicano, buscaba del otro lado de la frontera lo que no encontraba en su terruño, abandonado por la metrópoli que de cuando en cuando enviaba el conocido situado para que sus funcionarios pudieran sobrevivir a la miseria que marcó hambrunas en las que los hombres y las mujeres debieron, incluso, cazar ratones para consumirlos.El vaivén está como cuño en la historia de la isla, de este pequeño territorio de solo 76,480 kilómetros cuadrados codiciado por Francia, España, Inglaterra y Holanda, los imperios occidentales de la época, responsables de miserias y progresos; de la arritmia historia con que hemos avanzado hasta nuestros días. Así pues, La Española ha sido escenario en los últimos 50…
