Toda autoridad debe estar revestida de poder de decisión. Enmarcada en la tipología funcional de la democracia representativa fundada por los Estados Unidos en 1787, caracterizada por el presidencialismo, resultaría un contrasentido proponer o tender a lo contrario: ejecutivos sectoriales sin poder de decisión.Especialmente en el campo educativo. Este, puede afirmarse, es uno de los más proclives al conflicto de intereses entre los fines sociales del Estado frente a los poderes fácticos y a la sociedad civil.Este, no podemos olvidarlo, ha recibido fuertes apoyos de los poderes fácticos y la sociedad civil para articular con eficiencia su “deber ser”.Que la educación sea una de las grandes industrias de la civilización moderna la hace espacio de lucha y competencia de intereses que van desde el enfrentamiento de las visiones sobre la educación misma a lo más ríspido: los intereses de grupos económicos, políticos, ideológicos y religiosos.Esto, que podría valorarse como escollo, es un…