Cuando echamos gasolina, compramos los alimentos de primera necesidad, nos aumentan las tarifas escolares, la medicina se hace incosteable y sufrimos la inseguridad ciudadana; estamos enfrentando el maldito déficit fiscal. Es triste observar que los causantes del desfalco al Estado viven impunes, y denunciarlos es una manera de enfrentar esa realidad provocada por ciertos políticos aupados en la complicidad de este sistema de partidos, que no da la garantía que espera la gran mayoría de una clase media sacrificada en la búsqueda de la llamada estabilidad macroeconómica. El pueblo tiene la aspiración de transparentar las inversiones que de manera infructuosa y delincuencial provocaron esta desgracia. La voluntad política de un hombre no comprometido con estos hechos es precisamente la esperanza que abrigamos todos para ver en el futuro un mejor porvenir para la familia; ese porvenir moral donde el respeto al patrimonio de todos sea el camino a la prosperidad. Exigir al sistema judi…