Uno piensa que a nadie ha sorprendido la ocurrencia que se veía llegar… Pero la realidad es siempre dolorosa cuando se trata de una institución política más antigua que nuestra propia democracia. El fenómeno es aún más penoso porque es probable que esta sea la última gran crisis interna del PRD, que es mucho decir en un partido con 74 años de historia fratricida, canibalizado hasta más no poder, con cuchumil divisiones y fracturas y heridas que en su momento lucían mortales.Este caso es muy distinto a los anteriores… No hay de por medio una razón ideológica, como en 1973 cuando se marchó Juan Bosch, ni una lucha de liderazgos, como en 1990 cuando se fue Majluta. Y si nos fuéramos más atrás, ni siquiera está en juego la prestancia intelectual o política de sus protagonistas…Aquí está en juego solamente una candidatura que en las presentes circunstancias llegará muy menguada a las elecciones de 2016… Si es que llega tan lejos.Porque lo único cierto de todo esto es que el PRD …