Una línea montañosa que cruza por el medio del territorio nacional, se interna en un extremo por Jarabacoa en las estribaciones de la Cordillera Central, y termina en las más suaves lomas de Yamasá, constituye el Distrito Minero Central, uno de los más ricos y hábiles depósitos de minerales que existen en el mundo en la actualidad.
Sólo en el gobierno de Leonel Fernández iniciado en el año 2004, se realizan allí tres explotaciones que superan los US$4,000 millones en inversiones, las cuales se agregan a la originaria de Falconbridge Nickel Limited en Faconbridge Dominicana, todavía en actividad por otros 25 años y a la ya extinguida de Rosario Resources y Simplot Industries en Rosario Dominicana.
Las nuevas explotaciones son Barrick Gould-Gouldcorp, en Pueblo Viejo Dominicana, por unos US$3,800 millones, Globe Star (ahora propiedad de una compañía minera de la China Popular) en Compañía Minera Dominicana (Cerro Maimón) más de US$120 millones y Envirogould en Compañía Minera Las Lagunas (presa Las Lagunas), por unos US$100 millones. Hay una inversión suplementaria en proceso en Falconbridge que puede sobrepasar los US$600 millones.
Los minerales que allí se explotan son oro, plata, ferroníquel, cobre y, en un futuro zinc, que existe en cantidades tan cuantiosas, que sólo se espera un incremento en su precio para incorporarlo a la explotación en Pueblo Viejo.
Las empresas mineras internacionales con mayor experiencia, principalmente las radicadas en Canadá, donde existe la mayor concentración de ellas en el mundo, consideran que en el Distrito Minero Central hay mucha mayor riqueza minera por explorar y explotar, en superficie y en el subsuelo.
De hecho una de ellas, Everton Minning, que posee la concesión “Ampliación Pueblo Viejo II”, en unas 4,045 hectáreas, ha puesto de manifiesto que sus perforaciones a 1,200 metros de profundidad, cuando nunca habían pasado de 300 metros en la zona, indican que el Distrito Minero Central, contiene enormes riquezas en el subsuelo, cuando se creía que toda ella estaba depositada en superficie. Otras compañías mineras, tan relevantes como Everton, tienen concesiones de exploración en diversas zonas del Distrito, tales como Jarabacoa, La Vega, Cotuí y Monte Plata.
Cuando calificamos de “hábiles” estas riquezas mineras, lo que procuramos es destacar que se trata de zona de fácil acceso y de explotación mayormente en superficie, todo lo cual reduce en forma sensible sus costos operativos.
Pero eso es lo que está por descubrirse, evaluar y proyectar su explotación.
Las reservas probadas en explotación son las siguientes: 23 millones de onzas de oro, 120 millones de onzas de plata, y cantidades impresionantes de cobre y zinc en condición de subproductos en Pueblo Viejo; millones de libras de ferroníquel en la concesión de Falconbridge.
Las explotaciones en Cerro Maimón (cobre y una aleación secundaria de oro y plata) y las 800 milonzas de oro depositadas en las colas de la presa Las Lagunas, se consideran mediana minería.
Hay que aclarar que el Distrito Minero Central no es la única zona de interés para los exploradores mineros del mundo, puesto que en Restauración, en Dajabón y colindante con Haití, existen indicadores de un gran yacimiento de oro, lo mismo que en otras localidades de la Cordillera Central, incluido del lado sur, en San Juan de la Maguana, y en el extremo Este de la isla.
A partir del año 2012, el sector minero deberá aportar al Producto Interno Bruto una proporción que irá del 10 al 20% en los años porvenir.
Esto es lo que ha hecho consolidar el modelo económico dominicano como agropecuario-manufacturero-minero y de servicios (turismo, zonas francas, remesas y bancario-financiero).
Fundamentalistas ecológicos, políticos opositores que se sienten frustrados por iniciativas productivas del actual gobierno aprovechan sentimentalismos medio-ambientales y la inocencia de los que mal sobreviven en el campo que podrían, sin embargo, desperdiciar una oportunidad de redención, para tratar desacreditar estos programas de inversión y poner en duda la pertinencia de aprovechar esta enorme riqueza nacional.
Más de una generación de dominicanos del futuro inmediato dependen de la oportunidad y firmeza con que el presidente Fernández ha destrabado programas de inversión en minería, por décadas postergados por falta de visión y de coraje.
Otra cosa, sin embargo, son los esfuerzos de la Cámara Minera-Petrolera de la República Dominicana que realizó aquí la versión de la Iniciativa para la Transparencia de la Industria Extractiva (TIE), con la asistencia de la consultora española María Dolores López, quien llamó prevenir que la explotación de recursos minerales devenga en una maldición para los dominicanos, como ocurre en Africa, porque en vez de desarrollo, trae pobreza.
En ese evento se resaltó lo inexplicable: que las dos grandes mineras presentes en el país Barrick (Pueblo Viejo) y Xtratata (Falconbridge), participan de la TIE, y el gobierno todavía no lo hace. De hecho, el ministerio de Industria y Comercio todavía no ha dado a conocer si cumplió con el compromiso contractual del Estado para contratar una firma supervisora que constate la calidad y cuantía de la inversión extranjera enPueblo Viejo Dominicana, donde se dice que ya se han registrado cerca de US$2,000 millones.
En adición a todo lo antes dicho, Compañía Minera Pueblo Viejo y Falcobrtidge Dominicana, demandan energía nueva y barata (carbón mineral o gas natural) cercano a los 500 megavatios, que por necesidad de involucrar tales desarrollos con el Estado, podrían repercutir en una oportunidad de negocios de doble vía, en la que pueda resultar ampliamente ganancioso todo el pueblo. No se puede temer al futuro, sino todo lo contrario, aprovechar las oportunidades que se presentan para salir adelante, como bien lo hace el presidente Fernández y todos los inversionistas locales y extranjeros que confían en él y arriesgan sus capitales en numerosos proyectos de desarrollo.