Me comentaba el buen amigo Juan Miguel Pérez, citando a Kant, que sólo hay personas donde hay respeto; donde no hay respeto no hay personas, sólo barbarie. Pero, ¿qué es respetar? Respetar es tratar a los demás de acuerdo a su dignidad, sin insolencias. Esa dignidad propia de los seres humanos, requiere de un comportamiento adecuado, de modo, que las faltas de respeto intencionales se convierten en una injusticia, por incumplimiento de ese deber; más aun, cuando se trata de personas que han contribuido con tu educación. Donde impera el respeto hay cordialidad y amabilidad, propio de la caridad cristiana; como decía san Francisco de Asís, la cortesía es hermana de la caridad. Cuando el irrespeto se convierte en hábito hace perder la confianza y la espontaneidad en los otros. Se dice que el “respeto mutuo protege la dignidad de las personas, proporcionando seguridad y confianza”. El respeto se diferencia del temor; nadie puede justificarse en que se le quieran imponer normas bajo la…