IGUAL. A Danilo Medina le pasa lo mismo que a Hipólito Mejía: lo persiguen con un tema a pesar de haber dicho que tiene mucho tiempo para decidirse y que incluso le seduce la idea de que Margarita Cedeño de Fernández sea su compañera de boleta. Le insisten desde dentro y mucho más desde fuera para que haga su selección, como si no tuviera alternativa. La situación es lo más parecido a una trampa de oso, de esas que atrapan y no sueltan. Desde dentro porque se ve esa escogencia como una concesión al presidente Leonel Fernández, y mucho más después que consintió y halagó a su consorte. No hacerlo tendría consecuencias internas, pues pudo zafarse y no lo hizo. Por ejemplo, nominando a una de las estrellas del PLD en Santiago: el senador Julio César Valentín, o el actual presidente de la Cámara de Diputados, Abel Martínez, acogiendo una vieja tradición de incluir esa zona en la fórmula electoral. La decisión hubiera sido sabia, oportuna y provechosa, puesto que su candidatura no tien…