Aunque en principio firmes y dispuestas las dos partes a dar la pelea, el Estado dominicano y la empresa minera Barrick Gold entendieron a tiempo que el mejor de los pleitos es el que no se echa, prefiriendo el camino inteligente de la negociación. Un rompimiento puro y simple de las relaciones y el negocio, sencillamente hubiera sido un perder, perder (imagen, dinero y tiempo) para unos y otros. El anuncio oficial de un nuevo acuerdo Barrick-Gobierno, que sitúa en niveles más justos y equilibrados los beneficios de la explotación del oro de Cotuí, hay que verlo y recibirlo como una victoria para el presidente Danilo Medina y el pueblo dominicano, que encabezaron la defensa del interés y la dignidad del país con gallardía y “cabeza fría”, pero también como un saludable respiro para todos, incluida la propia empresa extranjera. Mezquindades y aisladas críticas aparte, hay que saludar -por oportunas y positivas- que las principales fuerzas políticas fuera de la matrícula oficial, el P…