SOLO DISTENSION.- Después del fracaso de juntar a Hipólito Mejía y a Miguel Vargas en una misa en memoria de José Francisco Peña Gómez, en el decimoquinto aniversario de su fallecimiento, que no se hable más del caso. Las excusas que se dieron para no coincidir en un templo en una fecha tan sagrada, lo dicen todo: no quieren arreglo. No pueden decir que son “enemiguitos”, porque ya no lo son. No solo almorzaron en la casa del general retirado José Miguel Soto Jiménez, sino que posteriormente Mejía le envió una carta a Vargas explicando las razones de no rezar juntos en la Iglesia de las Mercedes. Existe comunicación. Lo que no existe es entendimiento. Y al parecer tampoco lo necesitan. Aunque ahora el ambiente es diferente: siguen en competencia, pero no son rivales que se ofenden. Luego del acercamiento, no hay flores, pero tampoco misiles. Un momento de distensión, que puede ser bueno, pero que los promotores de la discordia lo interpretan al revés. Como un ánimo definitivo. ¿Ocur…