Los pueblos, familias o individuos si no entran en disciplinarse o autodisciplinarse, terminan gobernados por otros: las dictaduras. La ley y las normas no son un signo de esclavitud, sino un camino de disciplina. Decía San Agustín: “Guarda el orden y el orden te guardará a ti”. Si quieres ser libre, ten una disciplina; si quieres dar la libertad a tu cuerpo, como hacen los danzantes, que pueden llevar su cuerpo y moverlo como quieren porque se han sometido a una disciplina. La disciplina ayuda a la libertad.En la adolescencia, cuando se abusa de la libertad sin límites, se termina mal y tendrán que someterse entonces dolorosamente, talvez, a prisiones. Los seres humanos, para ser libres, para nosotros alcanzar el bienestar, necesitamos la disciplina, el orden, necesitamos la ley. Hemos de aprender esa gran realidad para que podamos llegar a unir orden y libertad. Una cosa no contradice la otra; ni el orden excluye la libertad, ni la libertad excluye el orden. La disciplina va unida…