Sin ambages Juan Pablo II en su Encíclica Social “Centesimus Annus” afirma: “El ser humano, concreto e histórico, representa el corazón y el alma de la doctrina social católica” y más incisivamente Juan XXIII había proclamado ya en su Encíclica “Madre y Maestra” que toda la doctrina social se desarrolla, de hecho, a partir del principio que enuncia la inviolable dignidad de la persona humana.No cabe duda en esto, El eje fundamental de toda la doctrina social católica y la clave de todos sus reclamos y exigencias es indiscutiblemente la inviolable dignidad del ser humano y de los pueblos. De una y otra manera, una y otra vez, desde la Rerum Novarum, primera Encíclica Social hasta la Centesimus Annus como frecuentemente en diversos Mensajes sociales, la Iglesia ha intentado siempre defender esa dignidad de todo intento de reducir o distorsionar esa dignidad y no ha dejado de denunciar toda violencia perpetrada contra ella a lo largo de la historia.Con el fin de reivindicar y desentrañ…