ALGO MÁS.- Si la segunda teniente Zuleica Ponciano Alvarado estaba asignada al Palacio Nacional y era escolta de una de las hijas del presidente Danilo Medina, no puede pensarse que su asalto y muerte fuera una mera coincidencia. El hecho casual de una mujer que andaba con un arma y había que quitársela, y como se resistió, también la vida. Así parece novelita de vaquero, y no luce que fuera tan simple, o por lo menos no dentro del contexto en que se produjo. Si el crimen es organizado, como se dice, y no todo es raterismo, hay que pensar que las acciones son planificadas. El robo va de por medio, de eso no hay dudas, pero igual pueden haber en ocasiones segundas intenciones. Mandar un mensaje, por ejemplo. La suboficial no era de la Policía Nacional, sino del Ejército, y el pasado domingo mataron a un primer teniente de la Fuerza Aérea, Manuel de Jesús Sosa Jiménez, a quien también despojaron de su arma. La lucha contra el crimen se hace ahora de conjunto, por lo que la réplica de …