Si partimos de que la familia es la base fundamental de la sociedad, sobrada razón y sentido tenían nuestros viejos al inculcarnos temprano la obediencia y respecto a los padres, al maestro y a los mayores, en sentido general. Aunque se acepte avanzar e ir al ritmo del tiempo, qué aporta y qué tan bueno nos deja echar por el suelo tradiciones y valores ancestrales, para dar paso a un modernismo desenfrenado y a una permisividad irresponsable, que, en peligrosa inversión de factores y de valores, va poniendo todo con la cabeza para abajo ¿y los pies para arriba?Así es como hemos visto y recibido -con preocupación y estupor- muchos de los que aún creemos que desde una empresa, un hogar, hasta la misma sociedad, debe haber normas y reglas de juego que le regulen, y pauten, el anuncio último de Profamilia, usando incluso niños como modelos, instando a los menores a que le exijan y reclamen a sus padres el “derecho” a tener sexo. La intención de Profamilia, que tiene un trabajo de año…