Desde los ochenta, la doctora Altagracia Guzmán Marcelino, Directora Ejecutiva del Senasa, definió una forma política en el sector salud ataviada de las estadísticas nacionales.En los ochenta del siglo pasado, cuando era candidata a presidir la entonces Asociación Médica Dominicana (AMD), arremetía fieramente contra los niveles de morbilidad y mortalidad de la República Dominicana de entonces. Sus críticas a las gestiones de salud de los gobiernos del Dr. Balaguer y del Dr. Jorge Blanco estaban, siempre, documentadas. Ella se enfocaba en los altos niveles de mortalidad materna, infantil y postneonatal de entonces.Eran males imposibles de tolerar. Con pasión y entusiasmo, ella asumía el rol de representante de unos médicos para quienes el ejercicio de su profesión y el bienestar profesional iban de la mano de mejores condiciones de salud para un pueblo que apenas despertaba del abandono. Era uno de los paradigmas de la AMD de entonces.Sin piedad, Tati, como la llamábamos, restregaba …
