Como Luis Abinader es un león con sus propias garras, debe actuar como un tigre de la política y no dejarse influir por lo que diga una encuesta. Claro, tiene que estar más chivo que una guinea tuerta con estas reuniones entre los dos grandes del PRD que obviamente buscan cerrarle el paso. Su figura va corriendo por la vía franca. Lleva viento de cola porque las confrontaciones son ajenas a su imagen. Quizá ya se cansó de ampararse en la sombra de Hipólito, más todavía al saber que se baraja el nombre de Carolina Mejía, su hija, para acompañar a Miguel Vargas.Para Abinader el tramo no es realmente accidentado. Bien aprovechado podría lanzarlo como la nueva opción mientras los demás se siguen batiendo agresivamente. Él conoce al PRD y sus dirigentes; sabe que la propuesta que llevó el respetado César Sánchez (en nombre de Hipólito) a MVM y que fue la agenda de la reunión recién pasada, es una intención, no compromiso. Y si hasta los matrimonios quiebran, qué no decir de la palabra…