November 9, 2024
A conjurar la crisis educativa
La crisis económica mundial hizo sus pininos en los ochenta del pasado siglo. En 1998 mostró su rostro sin velamen de recesión y exclusiones. Entonces el mundo venía seducido por el más radical liberalismo. Keynes rodó y las nociones del buen gobernar se presentaron como inválidas o muy relativas; se abjuró de las previsiones sobre balanzas de pago en equilibrio. En tanto, “Los Tígueres Asiáticos” se robustecían, amparados en lo contrario: metales preciosos y exportaciones de todo tipo. Simultáneamente, en sus territorios la educación se expandía, alcanzaba niveles sorprendentes de calidad y eficiencia. La educación en Occidente, en cambio, sucumbía a un modelo utilitarista orientado a lo “productivo”. Un gran signo de duda rodeó la explicación del desarrollo de la calidad educativa. Llegaron sucesivas reformas. Desde The Economist a las Think tanks. Iban y venían. Planes Decenales, por doquier. La educación había caído presa de paradigmas extraños. De sector enraizado en valores, c...

La crisis económica mundial hizo sus pininos en los ochenta del pasado siglo. En 1998 mostró su rostro sin velamen de recesión y exclusiones. Entonces el mundo venía seducido por el más radical liberalismo. Keynes rodó y las nociones del buen gobernar se presentaron como inválidas o muy relativas; se abjuró de las previsiones sobre balanzas de pago en equilibrio. En tanto, “Los Tígueres Asiáticos” se robustecían, amparados en lo contrario: metales preciosos y exportaciones de todo tipo. Simultáneamente, en sus territorios la educación se expandía, alcanzaba niveles sorprendentes de calidad y eficiencia. La educación en Occidente, en cambio, sucumbía a un modelo utilitarista orientado a lo “productivo”. Un gran signo de duda rodeó la explicación del desarrollo de la calidad educativa. Llegaron sucesivas reformas. Desde The Economist a las Think tanks. Iban y venían. Planes Decenales, por doquier. La educación había caído presa de paradigmas extraños. De sector enraizado en valores, c…