September 22, 2024
La tragedia del parqueo
Cuando Rafael Emilio González esgrimió su pistola Glock, la artilló, no sabía que estaba a punto de poner término a dos vidas, pero nunca se detuvo y accionó esa horrible arma e hizo algo de lo que se arrepentiría el resto de su vida.“No matar...

Cuando Rafael Emilio González esgrimió su pistola Glock, la artilló, no sabía que estaba a punto de poner término a dos vidas, pero nunca se detuvo y accionó esa horrible arma e hizo algo de lo que se arrepentiría el resto de su vida.“No matarás”, dice uno de los mandamientos que Dios le entregó a Moisés en aquel cerro de lo que es hoy Israel o Palestina.¿Cómo puede una persona normal dejarse atrapar por el enfado de un incidente insignifi cante para destruir una vida últil como la de la víctima Guillermo Moncada Aybar? Pues no lo conocía, no sabía quién ni de qué tipo de persona se trataba.Sencillamente se le puso enfrente y destruyó esa vida como resultado de ese enfado interno que sufren aquellos que se dejan arrastrar por la adrenalina.Ahora están muertos los dos. Es verdad que Moncada Aybar fue sepultado y los suyos no lo recuperarán jamás; pero González se suicidó civilmente de la peor manera y arrojó un fétido lodo sobre toda su familia.No será un héroe para nadie; ni para su…