EL SALTOLos partidos no cierran ni mudan sus locales y la actividad política nunca se detiene, sea o no año electoral. Sin embargo, nadie cambia su filiación en tiempo normal, sino cuando se avecina una consulta y existe la posibilidad de cambio en los mandos. El fenómeno es tan natural que ya nadie se sorprende que una persona conocida o anónima pase de un partido a otro. Incluso, hay profesionales en ese tipo de práctica. Aunque en el país tiene características propias. Más bien se va detrás del candidato que del grupo que lo sustenta. Ahora, y teniendo en cuenta las elecciones del 2012, vuelve la moda e Hipólito Mejía se está dando vida política, juramentando a todos los conversos de ocasión. Los buenos y los malos, que por el momento interesa más la cantidad que la calidad. Nadie puede criticar al candidato del PRD, pero menos a los nuevos adherentes, pues hay “almas que salvar” y cada quien sabe qué camino elige para llegar al cielo. El entusiasmo suelta la lengua, y si se acep…
