Si a un poeta quisiera hacerle un homenaje permanente es a Manuel del Cabral y, ni siquiera he dicho a un poeta dominicano, sino a un poeta sin fronteras, sin límites en el decir, sin ataduras de tiempo o espacio.Yo no estreché la mano de Pablo Neruda, de Vicente Huidobro, de Vallejo y, apenas pude saludar a nuestro Nicolás Guillen; pero estuve muchas veces con Manuel del Cabral, al que incluyo en esa lista de grandes voces que hicieron del quehacer poético un espacio para la grandeza de nuestros pueblos ante el mundo.A don Manuel lo comencé a leer junto al poeta Rafael Abreu Mejía —Enséñame viejo puente a poder cruzar el rio—, y de ahí su Compadre Mon, donde cada uno de sus libros era un hallazgo.Su capacidad creativa le hizo incursionar en la pintura, el teatro, la novela, el cuento y el ensayo; en todo dejaba los rasgos de su talento, pero era esencialmente poeta.Nuestros escasos «críticos» con la mezquindad que se aposenta en nuestro medio quisieran auscultar sus influencias par…
