De comprobarse la veracidad del supuesto complot de agentes del gobierno iraní para asesinar al embajador saudita en EEUU y atentar contra las embajadas de ese país y de Israel en Washington y Buenos Aires, se me ocurren varias consideraciones. Primero: Si se presentan más evidencias que lo declarado hasta ahora por uno de los agentes iraníes apresados gracias a informantes de la agencia antidrogas estadounidense, que se hicieron pasar por narcotraficantes del cartel mexicano los Zetas, EEUU podrá recobrar algo de la credibilidad que perdió cuando invadió Irak en busca de armas de destrucción masiva que jamás encontró. Segundo: También le servirá para aumentar las presiones contra Irán que insiste que su futura planta nuclear solo tiene fines pacíficos y para recordar que los persas no son nuevos en este “negocio” ni en el de la propaganda. Ya fueron acusados de patrocinar terrorismo, como los ataques contra la embajada estadounidense en Beirut en 1983, y los atentados en Buenos Air…