Un mensaje de Twittter de un seguidor español que recibí horas después de la muerte del fundador de Apple, Steve Jobs, me llamó la atención. El mensaje decía: “En España, Jobs no hubiera podido hacer nada, porque es ilegal iniciar un empresa en el garaje de tu casa, y nadie te hubiera dado un centavo”.El comentario plantea algunas preguntas interesantes: por qué no hay más innovadores como Jobs –o el fundador de Microsoft Bill Gates, o el fundador de Facebook Mark Zuckerberg, o tantos otros– en otras partes del mundo, y si Estados Unidos seguirá siendo el centro tecnológico del planeta en momentos en que su influencia política, militar y económica está en disminución.Jobs, que murió a los 56 años, estudió en una buena escuela secundaria en una zona de California repleta de compañías de alta tecnología, y co-fundó Apple en el garaje de su casa a los 20 años de edad. Diez años más tarde, tras recibir dinero de varios inversores, Apple valía 2 mil millones de dólares y tenía 4,000 em…