Mientras participaba en un seminario en la Universidad de Washington, hace alrededor de tres años, una joven mexicana cuyo nombre no puedo recordar (que pena) me preguntó, al presentármele como dominicano si conocía al presidente Leonel Fernández. Le contesté que sí. Me dijo que a qué nivel le conocía. Le respondí que desde hace 25 años (hace ya 28), cuando fue mi profesor de sociología de la comunicación en la universidad estatal.¡Ah pues sí, lo conoces personalmente!. ñreaccionóñ La inquietud de esta joven ligada al ejercicio de la comunicación estaba orientada a comentarme lo siguiente “no entiendo a los dominicanos”.“Los mexicanos -me dijo- sentimos orgullo de su presidente y nos pelearíamos por tener uno así?. Le dije que ¿cómo sabía ella que los dominicanos no sentíamos orgullo de nuestro mandatario?.Me contestó que cuando leía noticias del país le molestaba tantas críticas negativas. Me comentó que casi todos los días nos lo comíamos (sic), y que descuidábamos el valor transn…