September 23, 2024
Periodismo y creación
Cada vez que regreso a Madrid o Lima luego de varios meses me recibe en la casa un espectáculo deprimente: una pirámide de libros, paquetes, cartas, e-mails, telegramas y recados que nunca alcanzaré a leer del todo y menos a contestar, y que por muchos días me deja la mala conciencia pertinaz de haber quedado mal con mucha gente que esperaba una respuesta, una opinión, a veces una simple firma. En los años sesenta, cuando empecé a recibir cartas y libros, los leía con cuidado y respondía a todos esos corresponsales espontáneos con misivas que a veces me tomaba varias horas redactar. Un día descubrí que si quería estar al día con las cartas tendría que dejar de escribir y hasta de leer. Desde entonces ya casi no contesto cartas y sólo alcanzo a leer una ínfima parte de los libros que recibo. Sé que voy quedando mal con mucha gente y ganándome enemigos por doquier, pero no tengo alternativa.Eso sí, a veces, hurgando en la pirámide y hojeando los libros que no agradeceré, me llevo algu...

Cada vez que regreso a Madrid o Lima luego de varios meses me recibe en la casa un espectáculo deprimente: una pirámide de libros, paquetes, cartas, e-mails, telegramas y recados que nunca alcanzaré a leer del todo y menos a contestar, y que por muchos días me deja la mala conciencia pertinaz de haber quedado mal con mucha gente que esperaba una respuesta, una opinión, a veces una simple firma. En los años sesenta, cuando empecé a recibir cartas y libros, los leía con cuidado y respondía a todos esos corresponsales espontáneos con misivas que a veces me tomaba varias horas redactar. Un día descubrí que si quería estar al día con las cartas tendría que dejar de escribir y hasta de leer. Desde entonces ya casi no contesto cartas y sólo alcanzo a leer una ínfima parte de los libros que recibo. Sé que voy quedando mal con mucha gente y ganándome enemigos por doquier, pero no tengo alternativa.Eso sí, a veces, hurgando en la pirámide y hojeando los libros que no agradeceré, me llevo algu…