A J. C. Malone, el más alto y agudo epítome de la irreverencia cocola, con alborozada admiración. Cuando aquel 15 de diciembre de 1973, Juan Bosch renunció del PRD “porque había cumplido su misión histórica” y anunció la formación de un nuevo partido, sólo el Comité Político (de cinco miembros), Jaime Vargas, en Nueva York, Cheché Luna, el brazo sindical de Juan Sosa, y otros, y, como siempre la juventud que otea los cambios político-históricos de envergaduras (el liderazgo universitario), ente que dio las explicaciones del viejo maestro vegano, que tenía 64 años. La única verdad era que no llegaban a cien. En el libro de su secretaria, Lic. Mildred Guzmán Madera, “El Juan Bosch que yo conocí”, están los comentarios anónimos, aviesos, rabiosos, venenosos e irresponsables de los enemigos sempiternos (en las columnillas de los diarios). El gran Rafael Herrera editorializó: “Bosch está socorriéndose”. Ese liderazgo universitario lo encabezaba Juan Francisco Santamaría, presidente de …