Hace medio siglo cargamos el peso muerto de un sistema eléctrico deficiente, caro y contaminante. Desde la estatización hasta la capitalización, los caminos para resolver el problema han fracasado de manera estrepitosa. El problema energético, además de complejo es complicado, lo cual aleja en el tiempo su solución definitiva. Los más optimistas calculan cuatro años para que llegue el fin de los apagones, la escuela del pesimismo habla de dos décadas, mínimo.Los factores que inciden en los apagones y la factura cara: contratos onerosos con los generadores que en muchos casos cobran por capacidad instalada y no servida, un parque eléctrico sustentado en hidrocarburos, líneas de transmisión obsoletas, además de áreas en las grandes ciudades y la escasa cultura del pago en amplios sectores de la población.Aunque la indignación manda a la vía rápida de la nacionalización de todo el sector, el buen juicio y el sentido común obligan a la renegociación de los contratos de generación o es…